Bendigo tu presencia, la nostalgia. Tus caminos azules los bendigo, bendigo tu llegada, tus pàrpados, tus ojos -bendigo tu mirada- esos labios nocturnos yo bendigo.
Yo bendigo tu llanto, tu caricia, las frases incompletas dichas nunca, aùn no pronunciadas.
Yo bendigo tu almohada, tus rimas inconclusas, entre todos los nombres te pronuncio entre todos mis hombres te bendigo.
Deshoja mi poema -me quiere- cada palabra un petalo -no me quiere- vive la margarita en mi anecdota oculta, le llevo en la cartera como un trebol gravisimo. Yo, la superlativa, la del corazon terco permito que ella juegue con mis caparazones y le confieso, a veces cuando la luna suenia siento que se pregunta -la luna indescifrable- me quiere no me quiere me quiere no me quiere me quiere no me quiere me quiere no me quiere me quiere no me quiere me quiere
Como si las palabras se burlasen de mi, ninguna me apetece, ninguna me complace. Hoy tu silencio es absoluto preferible a mi hurgar en la letra, el fantasma tù angel.
Hace ya dos años que Mara y yo no vamos a Vips por cafe. Tampoco hablamos tan seguido como quicieramos, ahora las dos hemos entablado esta conversacion donde ella escribe y yo le platico con imagenes. Este es nuestro diario.